Los calores comienzan y la gente quiere pasar más tiempo afuera, ya sea en el propio jardín o celebrando barbacoas o picnics en parques y playas. Para quien desee, en estas ocasiones, escuchar música sin cables ni auriculares, no hay mejor opción que los compactos altavoces Bluetooth con baterías recargables. ¿Pero qué tan bien suenan? ¿Y cuánto dinero hay que gastar en ellos?

Los altavoces Bluetooth se emparejan con teléfonos móviles, portátiles u otros reproductores sin necesidad de cables. Estos dispositivos permiten la reproducción de todo tipo de contenidos, desde servicios de streaming hasta listas de música almacenadas localmente.

"Gracias a las baterías recargables incorporadas, la mayoría de los altavoces Bluetooth puede utilizarse también fuera de casa", afirma Rainer Schuldt, de la revista especializada alemana "Computer Bild".

La duración de la batería es un criterio de compra importante: "Hay grandes diferencias, y las ofertas varían desde 10 hasta 25 horas de duración", señala Sven Hansen, de la revista especializada alemana "c't".

El lugar en el que se quieren utilizar los altavoces también es importante. "Si se necesita el altavoz Bluetooth para la playa o la piscina, hay que asegurarse de que el dispositivo cuente con protección contra el agua según la llamada norma IP", aconseja Schuldt, y añade que, con esta protección, las salpicaduras o incluso un breve baño de inmersión apenas llegarían a dañar el dispositivo.

Los grados de protección garantizados por la norma van desde la completa impermeabilidad hasta dispositivos que solo resisten una ligera niebla o que están destinados exclusivamente a ser utilizados en espacios cerrados y secos.

"Lo bueno es que hoy por hoy hay alternativas para todas las necesidades", asevera Hansen. Por otro lado, quien desee trabajar con música en talleres debe prestar atención a una buena protección contra el polvo.

El grado de protección IP proporciona la información acerca de la resistencia al agua de un dispositivo. Esta identificación consta de dos dígitos. El primero indica la protección contra los cuerpos extraños, el segundo contra el agua.

Cuanto más alto sea el número, mejor: 0, por ejemplo, significa que el dispositivo terminal no cuenta con protección contra el agua, 1 protege contra las gotas. Los dispositivos con el dígito 8 resisten, en teoría, una inmersión completa y continua.

¿Y en cuanto al sonido? "La calidad de sonido de los altavoces realmente sorprende", señala Hansen, y aconseja, en lo posible, probarla antes de comprar el aparato.

El experto aclara que el sonido es un reto técnico, ya que los bajos provienen del volumen: "Los que valoran el sonido pleno de los bajos tendrán que gastar un poco más".

Schuldt explica que, si bien el sonido suele ser bueno, nunca alcanza la calidad y riqueza de detalles de los altavoces tradicionales para un sistema de alta fidelidad.

Por otro lado, los altavoces pequeños suelen ofrecer más comodidad para su uso en exteriores: además de las baterías incorporadas, algunos modelos tienen una función de carga para teléfonos móviles. Otros pueden utilizarse en la oficina doméstica como altavoces para conferencias con un micrófono incorporado.

"Merece la pena fijarse en las ofertas de segunda mano", enfatiza Hansen, argumentando que algunos dispositivos antiguos tienen más funciones que uno nuevo.

En ocasiones, los altavoces tienen una aplicación que puede cambiar las características del sonido, o bien un juego de luces LED integrado. Otros pueden acoplarse a un equipo de música o incluyen una correa de transporte con un práctico abridor de botellas.

El emparejamiento con un teléfono móvil o PC funciona de forma bastante fiable con todos los dispositivos. Los distintos aparatos también son similares en su funcionamiento, y suelen tener botones de reproducción, pausa, volumen, así como una función para pasar a la siguiente canción.

Según ambos expertos, un altavoz Bluetooth no tiene por qué ser realmente caro. "Sin embargo, un mejor sonido y un mayor tiempo de reproducción cuestan más", asevera Schuldt. Hansen, por su parte, explica que no hay límites de precio hacia arriba.

En general, cualquier persona que escuche música en exteriores, ya sea en el balcón o en el parque, debe adaptar siempre el volumen a su entorno. "En los dispositivos pequeños, el sonido se difumina más rápidamente, pero así y todo hay que ser considerado", puntualiza Sven Hansen.

dpa

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